jueves, 26 de junio de 2008

Sueños hechos realidad.


Como era usual, Lucas se levanto a las seis de la mañana y se dirigió a la panadería “Los Trigales” donde inicio la preparación de la masa del pan; harina, mantequilla, huevos y azúcar en diferentes cantidades que se resbalaban sobre sus manos, que solo esperaban la hora de llegar al club de boxeo y sentir el choque con los rostros de sus compañeros de entrenamiento.

Luego de terminar en la panadería se dirigió al gimnasio, donde el cuerpo de Lucas experimentaba un sufrimiento, que de alguna manera lo hacía feliz. Horas después fue a recoger a sus primos del colegio, y al dejarlos en la casa haciendo sus tareas, el se condujo al Club de Boxeo donde Adolfo, su entrenador, lo esperaba con una noticia que le cambiaria la vida.

Adolfo le conto sobre la posibilidad de que él pudiera participar en el torneo de ligas menores, que le abriría el camino en los torneos nacionales, para ser reconocido como todo un profesional, uno de los sueños de Lucas. Pero también le informo que uno de los principales requisitos para entrar a combatir, era pertenecer o estar vinculado a una entidad académica, aunque este requisito era un obstáculo y Adolfo no se mostraba muy optimista, no evitaron que el joven se emocionara, pues creía que el seria el vencedor.

Aun cuando Lucas no perdía el entusiasmo, el problema del instituto académico, seguía siendo un impedimento para conseguir sus sueños y le revolvía los pensamientos; era como estar en un hermoso valle, cerca de llegar a un castillo, donde te esperan todos los que te aman, y encontrar un rio lleno de pirañas esperándote para destrozarte el corazón sin piedad.

Lucas recordó que su profesor de matemáticas del colegio, que también trabajaba en un universidad de la región, le había contado sobre la posibilidad de una beca a la que podía acceder fácilmente por el promedio de notas que el había tenido en sus estudios de secundaria. El joven ilusionado, decidió visitar a Rodrigo, pero el profesor se había marchado de su casa meses atrás, según le informo una vecina.

Aunque él no encontró a Rodrigo, su única esperanza, pues el tenia claro que no poseía el dinero para invertir en sus estudios y de esta manera participar en el torneo, el resolvió que no se daría por vencido. Cuando llego a su casa, su tío Paco y sus hijos lo esperaban para felicitarlo y bríndales su apoyo en todo lo relacionado con el encuentro de boxeo. Este soporte por parte de quienes tanto quiere, confirmo en Lucas la necesidad de hacer sus sueños realidad. Así que, al día siguiente, luego de pasar por su rutina diaria se dirigió a la universidad “Los Rosales”, donde Rodrigo trabajaba, según él recordaba.

Lucas pregunto por él en la facultad de educación, donde le informaron que el profesor había fallecido días atrás, y que si quería comunicarse con la familia tenía que esperar a que laguna de sus hijas viniera recoger sus cosas.

Casualmente ese día, Lina la hija del profesor había decidido ir por los libros de su padre, y cuando se entero de que Lucas estaba allí, a pesar del dolor que la acongojaba, sintió mucha felicidad al verlo, pues su padre siempre le había hablado de su querido estudiante.

Lucas y Lina hablaron por varias horas, y ella al final de la conversación prometió ayudarlo, pues estaba segura de que entre las cosas de su padre había visto una recomendación firmada, donde estipulaba que Lucas merecía la beca más que cualquier otro. Al ver que ella le quería ayudar sin ningún reparo, la invito a conocer su casa y a su familia, pero Lina no acepto, ya que tenía un compromiso previo.

El joven muy entusiasta por lo sucedido, le conto a sus sobrinos, Camila y Cristian, con quienes siempre compartía las buenas y malas experiencias de cada día; y sin darse cuenta en medio de su relatoría, enuncio tantas cualidades de Lina, que sus pequeños compañeros de cuarto, empezaron a cantarle: “! A Lucas le gusta Lina…!”, una y otra vez, ante lo que el joven apenado y confuso respondió que no, que era imposible.

Su encuentro con Lina al día siguiente fue un poco desagradable, el sintió que su corazón y hasta sus sueños se esfumaban, con el beso que ese hombre le daba a Lina, y aunque ella le dijo que él no era su novio, Luis lo desmintió diciendo que ella le pertenecía. En ese instante, Lucas comprendió que en realidad el fuerte palpitar de su corazón no se debía a los papeles que recibiría, sino a los ojos celestiales de Lina.

Al recibir los papeles, el creyó que no volvería a ver a su princesa, pero ella le prometió acompañarlo en el proceso, para hacer todo lo que pudiera para que el consiguiera su beca. De esta manera, mientras esperaban la entrevista para la beca, Lucas alternaba su entrenamiento con el estudio de las lecciones de matemáticas y física que le precedía Lina.

El día esperado llego, Lucas se puso el traje de pana negro con el que se había graduado y unos mocasines negros de su tío, para asistir a la entrevista con el rector. Lina vino a recogerlo, y cuando estaban llegando le dio una corbata, que combinaba perfectamente con el traje. El nervioso pero feliz por la posibilidad de adquirir la beca, se reunió con el Doctor Maldonado, quien le informo, que debido a ciertos reajustes de la universidad, no podía brindarle beca completa, pero si media.

Aunque él no quería renunciar a su sueño, esa noticia fue como si un gran cuchillo le hubiese atravesado el corazón, y este se desangraba lenta y dolorosamente. Al ver la expresión de Lucas, Lina supo inmediatamente que algo había salido mal, así que con una sonrisa, le dijo: “No te preocupes, lo vamos a lograr”.

Una idea loca y digna de admiración, salió del corazón de Lina, propuso realizar un bazar, donde se vendería comida y se relazarían shows para que las personas del los barrios vecinos vinieran y aportaran a la causa. Lucas acepto la idea, aunque en un principio creyó que era demasiado tonta. Cuando su tío y vecinos aceptaron, todo cambio para el joven.

Lina trajo los cubiertos y platos de plástico, Paco trajo pan de todas clases, Camila y Cristian hicieron una exposición de dibujos, y las vecinas del barrio trajeron la comida y la bebida, todo para aportar en el futuro de un joven que todas querían como a sus propios hijos. El bazar duro todo el día, y en la noche cuando se recogieron las ganancias, Lina dijo orgullosa, falta poco para tenerlo todo; ante esto Lucas definitivamente perdió la razón.

El joven desconsolado, seguro de que era el destino el que no quería que participara, vio solo una salida, y se fue a un club nocturno a las afueras de la ciudad donde se realizaban peleas callejeras y apuestas. Esa noche, él se encontraba embriagado por la rabia, y aunque su oponente era mucho más grande y pesado, no fue impedimento para su victoria, consiguiendo de este modo el dinero que faltaba.

Como él se había ido muy enfadado, Lina quedo muy preocupada y se quedo en la casa de Lucas y cuando este llego ella se abalanzo sobre él y lo abrazo con todas sus fuerzas, en ese momento ella se dio cuenta de lo que realmente sentía por Lucas y el por qué de su preocupación por el desde el principio. De esta manera, cuando lo soltó muy apenada, él le pidió con sus ojos llenos de amor, que lo curara, y ella acepto gustosa.

Lucas empezó la universidad, pero en los entrenamientos, Adolfo le decía que no estaba rindiendo, que no daría la talla para el torneo, así que quedo en una encrucijada, que su amada resolvió. Ella hablo con el director y le planteo la situación de Lucas y los beneficios de tener por estudiante a un deportista tan devoto como él lo era. El director le permitió al joven, que en lugar de ver siete materias viera tres, pero tenía que reponerlas otras en vacaciones sin ningún pero y tener un promedio excelente.

Los entrenamientos se hacían cada día más fuertes, hasta que el entrenador le informo que debía descansar un día, esto era señal de un combate, y por esta razón se fue a darle la buena noticia a Lina; él la encontró con Luis y cuando se estaba marchando decepcionado y muy triste, escucho que su doncella pedía ayuda y él como todo un valiente caballero se lanzo a salvarla de las garras del terrible dragón. Y como un cuento de hadas, todo término en un beso. Un beso que para Lucas era el primero.

Desde ese momento, los jóvenes nunca se separaron, y ella estuvo en primera fila el día del primer combate, cuando Lucas gano y le dedico su triunfo. Triunfo que celebraron juntos en la playa esa noche de abril.

Todos sus enfrentamientos fueron catalogados según los periódicos y muchos críticos del deporte, como de los mejores, veían en él a un gran deportista. Además de que tenía “una derecha noqueadora”, como lo anunciaba cada noche Pedro Gómez, el locutor y narrador de boxeo más importante de la radio regional.

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