No al olvido

Cada día se generan nuevos textos, marcados por el sinnúmero de hechos sucesivos que bombardean nuestra sociedad. Los periodistas los abordan en apariencia, superficialmente cargándolos de vacío. El periodista que trabaja sobre esta realidad, está produciendo “relatos vanos y efímeros”(William Ospina) , que no aportan sentido.

Un texto más allá de dar cuenta de la realidad, en el caso de la noticia, la crónica, entre otros, debe ser una forma de defendernos del olvido, de conservar la memoria y hasta nuestra cultura. Por eso, los textos periodísticos como nos plantea William Ospina deberían romper con los esquemas y vincularse con la belleza que rodea la literatura, sin dejar de lado su esencia, la realidad.

Dichos textos además de ayudarnos a conservar una memoria colectiva, tiene también la función de generar reacción, reflexión en aquellos que los leen. Para este fin, estos se pueden complementar con datos diáfanos y fidedignos que den significado, vigor y riqueza a cada circunstancia narrada, grabándose con la gracia de sus palabras en nuestra memoria.

Los textos periodísticos al transformarse en productos y vincularse con la sociedad de consumo, donde todo debe ser: actualidad y novedad, se vieron convertidos en recuerdos borrosos que nadie quiere leer en el futuro o peor aun que nadie recordara. Permitiéndonos decir que: escribir este tipo de textos es el equivalente a usar, desechar y olvidar.

Puede pensarse, que en su totalidad los periodistas en la actualidad son: “testigos sin alma”(William Ospina) , transformadores de la realidad en espectáculo y que han olvidado el valor de las palabras, concentrándose en la producción masiva. Pero muchos se han logrado romper la barrera de lo frívolo, mesclando la realidad con la estética de un texto literario, seduciendo a sus lectores, dejando huella en ellos.

Para concluir, la importancia de la memoria y de la lucha por prevalecer debe y tiene que ser reforzada por los textos, y más aun por los textos periodísticos que llegan a toda la comunidad, mesclado la realidad con la profundidad de los detalles, de los significados, fortaleciendo la singularidad y remarcando el conocimiento. Llevando a que estos textos conquisten con la diferencia y lo particularidad. Generando la necesidad de memoria, de reaccionar ante la información y de desarrollar criterios frente a lo que se lee.